Sin duda, es una pareja con química… Con mucha química. Comparten vida, profesión y pasión por esta apasionante disciplina desde que comenzaran sus estudios en el IQS. Nadie mejor que Rosa Nomen y Julià Sempere con quien charlar acerca de numerosas cuestiones de actualidad para las que necesitamos respuesta, ahora más que nunca. Una respuesta que la química tiene en su mano.
Revista PQ.- Cuentan con unos currículums impresionantes en el ámbito de la química… ¿Qué les llevó por esos derroteros?, ¿fue realmente vocación o algo más inesperado?
Julià Sempere.- Dicen que el peso del currículum es proporcional a la edad. Es verdad, pero también lo es que se necesita un importante apoyo institucional y que IQS nos lo ha dado.
Como a tantos químicos, fue un profesor de bachillerato que, con su entusiasmo y su pasión por la química, nos contagió el gusto por esta ciencia.
En aquella época, no era extraño que los niños hiciéramos experimentos en casa. Llegué a tener un pequeño laboratorio bastante bien equipado.
Rosa Nomen.- Los dos disfrutamos muchísimo con los estudios en IQS. El segundo año y un poco gracias a una Expoquimia, empezamos nuestra relación. Desde entonces, compartimos vida, profesión y pasión por la química.
Cuando estábamos acabando nuestras tesis doctorales en Química Orgánica, visitó IQS el profesor Harry Szmant, de la universidad de Detroit. Fue él quien nos hizo decidir por la Química Industrial. Después, el director de IQS, el jesuita Miquel Montagut, nos ofreció incorporarnos los dos al departamento de Ingeniería Química. Y aquí estamos, casi cuarenta años después.
Revista PQ.- De manera fácilmente comprensible para cualquier lector no muy ducho en la materia… ¿Cómo describirían la ingeniería química?
Julià Sempere.- Muchas veces los alumnos de los primeros cursos nos hacen esta pregunta. Quieren saber qué diferencia las profesiones de la Química y de la Ingeniería Química. Hay muchos ejemplos... Uno de los que nos gusta más es el de la penicilina. Alexander Flemming fue un gran científico e hizo una labor extraordinaria descubriéndola.
Sin embargo, fueron los ingenieros los que hicieron posible que la humanidad disfrutara de sus beneficios. Solo con los productos que salen de un laboratorio no basta. Hay que desarrollar procesos industriales y esta es la tarea de la ingeniería.
Rosa Nomen.- La Ingeniería Química permite producir las sustancias, sean fármacos, fibras textiles, complementos alimentarios. En definitiva, todas las sustancias que han mejorado, mejoran y seguirán mejorando nuestras condiciones de vida en la cantidad que la humanidad necesita.
Además, lo hace de manera que esta producción sea segura para los trabajadores y las personas que viven cerca de las plantas químicas, respetuosa con el medio ambiente y que asegure su calidad.
Revista PQ.- La industria química y el comercio de productos químicos tienen una arraigada tradición en Cataluña… ¿a cuándo se remonta?
Julià Sempere.- La tradición química catalana se remonta muy lejos. En el plano estrictamente científico, por ejemplo, a finales del siglo XVIII Antoni Martí i Franquès mejoraba las estimaciones de contenido de oxígeno –‘aire vital’, como se le llamaba entonces– realizadas por Lavoisier.
También en el siglo XVIII empieza la eclosión de la industria textil en Catalunya. Se trata de una industria con grandes necesidades de química y que alcanzará un enorme crecimiento durante el siglo XIX y a principios del XX.
Rosa Nomen.- En esa revolución industrial, Cataluña fue el motor industrial de España. Hubo el primer ferrocarril, Barcelona fue la primera ciudad que tuvo iluminación de gas, la primera autopista y, por supuesto, la primera industria química. Eso fue posible gracias a la creación de la Escuela de Química en 1805 por la Junta de Comercio, que en 1850 permitió la creación de la Escuela Industrial.
50 años más tarde, en 1905, un jesuita, el Padre Eduardo Vitoria, creaba en Roquetes, cerca de Tortosa, el Laboratorio Químico del Ebro, que en 1915 se trasladó a Barcelona como Instituto Químico de Sarrià, hoy IQS.
Es difícil decir cuál fue la primera industria química de Cataluña, lo que sí podemos asegurar es que fue a mediados del siglo XIX, es decir entre 1825 y 1850. Hay que citar la construcción de la fábrica electroquímica en Flix el 1897 y el gran hito que supuso la implantación del polígono químico de Tarragona entre 1965 y 1974.
Revista PQ.- ¿Qué supone el sector químico para la economía catalana?
Rosa Nomen.- Si consideramos que la industria química en España contribuye en un 13,4% al PIB y que el 43% de la facturación de la industria química de España lo genera la industria de Cataluña, el sector químico supone mucho para Cataluña.
En 2018, la industria química catalana facturó 18.502 millones de euros, su valor agregado bruto (VAB) constituyó el 12,5% del VAP industrial total y daba empleo directo a casi 36.500 personas. También fue en 2018 el primer sector exportador de Cataluña.
Revista PQ.- ¿Qué representa el IQS, una entidad centenaria, para dicho sector químico?
Rosa Nomen.- Cuando el Laboratorio Químico del Ebro se trasladó al barrio de Sarrià, uno de los motivos fue ofrecer a la población civil aquello que aquel ilustre jesuita había preparado para formar en ciencias experimentales a sus colegas jesuitas, siendo una forma de aprendizaje revolucionaria para su época, 1915.
Julià Sempere.- ¿Por qué revolucionaria? Pues porque diseñó tres cursos que se hacían íntegramente en los laboratorios de IQS y en los que se realizaban los experimentos más avanzados y en los que se discutían los resultados a la luz de las teorías que se estaban generando en Europa.
Revista PQ.- ¿Y la Universidad Ramón Llull, de la que IQS es miembro fundador… a nivel químico que representa en el panorama nacional?
Rosa Nomen.- La Universidad Ramón Llull fue la primera universidad privada de España y, recordemos, un hecho fundacional de extrema importancia, ya que es una fundación sin ánimo de lucro.
Este hecho, implica que tuvimos que cumplir al 100%, y un poco más, la ley de creación de universidades de 1989 y que hemos sido observados por nuestras vecinas universidades públicas para que cumpliéramos cuantos cambios se iban sucediendo. Pero ese hecho lo consideramos absolutamente positivo por la exigencia en sí misma.
Volviendo al sector químico en particular, creemos que la Universidad está representada en el sector, en tanto que IQS es su Escuela de Ingeniería y es la que imparte Química e Ingeniería Química. La Ingeniería Química que impartimos todas las universidades de España se alimentó en parte del plan de estudios que teníamos en IQS.
Revista PQ.- ¿Cómo definirían al clúster químico de Tarragona y qué papel tiene en él la AEQT?
Julià Sempere.- El clúster químico de Tarragona es un acuerdo entre la Entidad Portuaria de Tarragona y la Asociación de las Empresas Químicas de Tarragona para facilitar la generación de sinergias, la realización de eventos interesantes para el sector y en el que participan y están representadas todas las ‘fuerzas vivas’ de la zona.
Revista PQ.- ¿Qué es el GECAT (Grupo Especializado en Análisis Térmico y Calorimetría) y qué papel desempeñan en él?
Rosa Nomen.- El GECAT es un grupo de trabajo de la Real Sociedad Española de Química y de la Real Sociedad Española de Física que agrupa a profesores universitarios y científicos que trabajan en el área del Análisis Térmico y a Calorimetría. Unas técnicas que se utilizan para determinar el calor que acompaña a los fenómenos químico-físicos de las sustancias y sus reacciones químicas. GECAT.
Es algo así como el capítulo español de la Confederación Internacional de Análisis Térmico y Calorimetría, de la que yo tengo el honor de haber sido vicepresidenta científica.
Actualmente, ambos somos miembros de GECAT y Julià es su vicepresidente segundo.
Revista PQ.- Y respecto a la CODDIQ (Conferencia de Directores y Decanos de Ingeniería Química), ¿cuál es su aportación?
Julià Sempere.- En la CODDIQ están todos los directores y decanos de Ingeniería Química de España y su objetivo es compartir las experiencias y necesidades docentes y de investigación de nuestras escuelas, a la vez que es la voz que pide, denuncia o expresa cualquier preocupación común frente a los rectores o el propio ministerio si es necesario.
Desde hace años, tengo el honor de ostentar la representación de IQS en nombre de su decano y ahora soy miembro de su comisión permanente.
Revista PQ.- Sobre el tema que desde hace un año nos preocupa y ocupa… ¿Cuándo piensan que saldremos de la situación en la que actualmente nos vemos inmersos?
Julià Sempere.- ¿Tienes una bola de cristal?... Bromas aparte, si nos ceñimos a la COVID-19, la industria química ha puesto todo lo que ha podido para que la sociedad disponga de todo lo que necesita en estos tiempos tan difíciles.
Es de esperar que los esfuerzos de contención y, sobre todo, de vacunación no tarden en dar sus frutos. Roguemos para que, poco a poco, podamos volver a respirar. Soñemos con que todo esto pueda ser para la próxima Navidad.
Rosa Nomen.- Por otra parte, si miramos los indicadores económicos tal y como nos los explica un compañero de nuestra escuela IQS de gestión, el profesor Santiago Niño, tardaremos mucho porque España lleva muchos, muchos años no haciendo bien los deberes y en estos últimos años, quizás desde la crisis de 2007, los está haciendo especialmente mal.
Si miramos solo a la industria química, tenemos la esperanza de que, junto al resto de la industria, será la actividad económica que nos hará salir mínimamente airosos de esta crisis.
Revista PQ.- ¿Volverá la ‘antigua normalidad’ o de algún modo seremos una sociedad diferente?
Julià Sempere.- Deberíamos ser una sociedad diferente. Respetuosa, al fin, con el medio ambiente. Es decir, que no tira en desmesura, que no viaja porque sí, que no favorece la desigualdad, sino que se preocupa por repartir la riqueza… pero, a veces, cuando vemos según qué actitudes y escuchamos a según que políticos, sentimos profundo desasosiego y decepción. Nos invitan a pensar que todavía no hemos aprendido la lección.
Revista PQ.- De nuevo, el protagonismo de la química es incuestionable…
Rosa Nomen.- Por supuesto. Y, si nos lo permite, pondremos SÍ, así, en mayúsculas. De hecho, ya lo es. ¿Cómo si no podríamos reciclar, reusar, reducir y hasta las 10 erres de la economía circular? ¿Cómo lo podríamos hacer si no fuera por el conocimiento químico?
Revista PQ.- ¿Qué papel ha desempeñado el IQS este último año en la lucha por salir de la crisis sanitaria actual?
Rosa Nomen.- En IQS llevamos muchos años incorporando en nuestras aulas y laboratorios la investigación en las áreas relacionadas con la salud. De esta forma, se había generado suficiente conocimiento para presentar diversos proyectos para estudiar fármacos que pudieran ser efectivos contra los efectos causados por la COVID-19 y obtuvimos financiamiento para uno de ellos que se propone desarrollar una vacuna anticovid basada en ARN.
Estamos llegando a la mitad del tiempo marcado para desarrollar dicho proyecto y los resultados son muy prometedores.
Revista PQ.- A nivel de formación, ¿qué peso tienen las carreras de ciencias entre nuestros jóvenes?
Julià Sempere.- Desgraciadamente, muy poco. Ha habido un desprestigio de las carreras científicas y técnicas, al igual que para la industria química y la industria en general, y cuesta mucho levantar las vocaciones que necesitamos.
Rosa Nomen.- Esto es un contrasentido porque, en concreto, la industria química goza de muy buena salud. Y si nos fijamos en las condiciones laborales, se pueden citar, por ejemplo, los datos publicados por FEIQUE (la Federación de Industrias Químicas de España) para el año 2020, el de la pandemia, que el 93% de sus empleados han tenido contrato indefinido y el salario anual medio por empleado ha sido de 37.440 euros.
La industria química ha podido reinventarse y adaptar sus procesos productivos para fabricar los materiales necesarios para hacer mascarillas o guantes o gel hidroalcohólico o desinfectantes o más fármacos o más gases sanitarios o más… mucho, muchísimo más.
Revista PQ.- ¿Qué futuro le auguran a la química a medio y largo plazo?
Rosa Nomen.- La industria química seguirá existiendo porque es la que impulsa el cambio hacia un mayor respeto por el medio ambiente y proporciona elementos de bienestar a la población. Y porque tiene el conocimiento para aportar las soluciones que necesitamos.
Julià Sempere.- Deseamos que nuestros jóvenes se lo crean y que apuesten decididamente por ella.
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